Sandovla no busca únicamente embellecer un espacio, sino generar una pausa interior. Cada obra invita a la reflexión, a la conexión con lo eterno y a la comprensión de que la verdadera belleza no está en la superficie, sino en el instante en que el espectador se reconoce en ella.
El arte de Sandovla surge de la búsqueda por capturar la esencia de los instantes que nos transforman. Cada pieza es una manifestación de introspección, un punto de encuentro entre lo tangible y lo espiritual, entre el diseño contemporáneo y la contemplación interior. Detrás de cada obra está la mirada del arquitecto y artista Alan Sandoval, quien ha dedicado más de dos décadas a explorar la relación entre la forma, la luz y la emoción humana.


En Sandovla, el círculo es el punto de partida. Su perfección geométrica representa lo eterno, lo continuo y lo absoluto. Los reflejos abren portales hacia la conciencia, invitando a mirar más allá de lo aparente, a descubrir la esencia propia a través del espejo. Y el color, aplicado con sutileza, actúa como un lenguaje silencioso que transmite energía, equilibrio y emoción, generando atmósferas que conectan cuerpo, mente y espíritu. Cada pieza es concebida como una experiencia sensorial completa. La luz se convierte en materia, el reflejo en pensamiento, y el color en emoción. En este equilibrio de elementos, la obra deja de ser un objeto estático y se transforma en un ente vivo que dialoga con su entorno y con quien la contempla.
