


Manifiesto / Visión Artística
El arte de Sandovla surge de la búsqueda por capturar la esencia de los instantes que nos transforman. Cada pieza es una manifestación de introspección: un punto de encuentro entre lo tangible y lo espiritual, entre el diseño contemporáneo y la contemplación interior.
La visión de Alan Sandoval trasciende lo estético. Su propósito es crear obras que toquen lo esencial de la experiencia humana, invitando a detenerse y mirar hacia adentro. Su trabajo se sostiene en tres elementos fundamentales: el círculo, como símbolo de cambio constante y de los ciclos de la vida; el reflejo, como medio de introspección y conexión profunda; y el color, como lenguaje universal que guía emociones y percepciones.
Estas piezas no buscan únicamente embellecer un espacio: generan una pausa interior. Funcionan como ventanas infinitas que reaccionan, contienen y amplifican la luz, la presencia y la energía del entorno.
Cada obra es un diálogo con el espectador, un territorio donde emergen nuevas perspectivas, memorias y estados del alma.
Con más de dos décadas explorando la relación entre forma, luz y emoción humana, Alan Sandoval fusiona diseño contemporáneo, espiritualidad y geometría para conectar lo tangible con lo trascendental. En el corazón de su obra existe una invitación constante: reconocer que la verdadera belleza no reside en la superficie, sino en el instante en que el espectador se descubre dentro de ella.
Fundamentos
El Círculo
Representa los ciclos de la vida, el cambio constante y la unidad entre lo material y lo espiritual. En cada pieza, el círculo funciona como estructura formal y metáfora de equilibrio, siendo la figura geométrica perfecta.
El Reflejo
Espejo simbólico de la conciencia. El reflejo devuelve no solo la luz, sino también la presencia interior del observador. Es una invitación al autoconocimiento, a contemplar la transformación personal a través de la materia y a reconocerse en lo que se observa.
El Color
Lenguaje universal emocional y energía visual. Sus matices y degradados despiertan emociones, generan armonía y transmiten estados del alma. En Sandovla, el color no adorna: comunica, equilibra y da vida a la obra.
